El mito que es y los nuevos
rugidos
CAETANO VELOSO. TEATRO CIRCO PRICE. MADRID. 29/05/14
Caetano es muchas
cosas. Y también es listo. No es lo mismo venir solo que venir con banda. Y no
es lo mismo venir con banda que venir con una pandilla de superdotados.
Partiendo de este estatus, el genio bahiano solo necesita ser el mito que es un
ratito en cada actuación, echando mano de una voz que aún le sigue el ritmo, y apoyándose
en un buen último disco (Abraçaço, ganador
de dos Grammys Latinos) y en el oro de un tesoro de obras de arte con el que va
salpicando teatros de todo el planeta.
Con su intacta voz
asombró a los asistentes en la interpretación a capela de “Tonada de luna
llena” de Simón Díaz –grande de la música venezolana fallecido hace un par de
meses–. Con la confianza de un material a prueba de bombas, abrió el show como
abre el disco, “A bossa nova é foda”, regalando tan solo unos minutos después
“Um abraçaço” y “Estou triste”, otra reciente y feliz canción redonda. Con la
solvencia de cinco décadas de carrera clavó como nunca “Leãozinho” –la más
solicitada– y “A luz de Tieta” –la que cerraría la actuación–.
Todo esto sucedía
mientras uno estaba ocupado aullando con los punteos de guitarra de Pedro Sá
-que también produce el disco-, con más pedales que en el Giro de Italia, o las
marchas rompepiernas que proponían desde la batería y el bajo Marcelo Collado y
Ricardo Dias Gomes –ambos miembros del grupo Do Amor–. Llevan trabajando con
Caetano desde 2006 bajo el nombre de Banda Cê, ya han completado la trilogía de
discos, y forman parte del presente y el futuro rabioso de la música popular
brasileña, que no para de rugir, repleto de leoncitos.
Así que Caetano se
acerca al filo del escenario todo lo sexy que puede, con la camisa desabotonada
y el pecho al aire, y se queda mirando al público con ganas de decir: “yo tengo
más de setenta, ¿pero qué me decís de todos estos?”. Y lo bueno es que la Banda
Cê disfruta de ese instante tanto como el público. Porque el público que
invadió poco a poco el Circo Price valoró como es debido lo que tenía ante sus
ojos. No en vano, los tres músicos son tremendos, pero es que Caetano forma parte de un
trío de viejos dinosaurios setentones de otra galaxia –los puristas lanzarán
cuchillos, cierto es que en Brasil se podrían elegir cuartetos, quintetos,
sextetos–: Veloso (a punto de cumplir los 72), Gilberto Gil (igual) y Chico
Buarque (70). Algo parecido a si hubieran nacido en España John Lennon, Mick
Jagger y Ray Davies –más cuchillos–. Y ahí es cuando llega la envidia insana, y
sales a la calle –que ya no es la misma, ahora es de colores– preguntándote qué
nos ha pasado en este país, qué hemos hecho mal, y cómo vamos a solucionar todo
esto.
Luego te consuelas
declarándote ciudadano del Mundo y, aún aturdido con esta nube de dudas
existenciales, decides volver a casa caminando para que la noche dure más, como
un corazón vagabundo.
Víctor David López
Fotografía: Marian Díaz